COMUNICACIÓN Y MOVIMIENTO SINDICAL EN COLOMBIA


Al hablar de comunicación en organizaciones sindicales, es necesario que éstas se definan a sí mismas como grupos humanos que buscan objetivos determinados. La comunicación organizacional debe ser entendida como parte de las metas del sindicato y ser impulsada en forma de estrategia integral que ayude al cumplimiento de las metas de la organización.
La huelga es un tipo jurídico de no más de un siglo de desarrollo. No hay acuerdos generalizados sobre su utilidad social o sobre sus límites que permitan una concepción científica. Pero existe el reconocimiento del derecho de huelga. Este derecho se afirma en las constituciones europeas posteriores a la II Guerra Mundial.
Los sindicatos nacieron como protesta contra la falta de derechos y contra la explotación al trabajador. Gracias a sus objetivos explícitos, los sindicatos llegaron a ser una organización reconocida oficialmente. Desde 1950 existe en Colombia el Derecho Laboral materializado en el Código sustantivo del trabajo. Se asegura en él el derecho de huelga y de libre asociación para los trabajadores.

ORÍGENES DEL MOVIMIENTO SINDICAL

Después de la I Guerra Mundial, Colombia es un país predominantemente agrícola, dominado por la aristocracia semifeudal de los grandes terratenientes, la jerarquía eclesiástica y el ejército con expresión política en el Partido Conservador. Ya en este contexto, se da en Colombia en el año 1924, el Primer Congreso de Trabajadores.
En 1925 se funda la Unión Sindical Colombiana. En el año 1926 nace el Partido Socialista Revolucionario, movimiento afiliado a la Internacional Socialista desde 1928, año en que se realiza la primera huelga sindical de la historia colombiana, organizada por los trabajadores de la United Fruit Company (UFCO), movilización que desembocó en la conocida masacre de las bananeras, con un número aún incierto de víctimas.
En 1927 un huracán había devastado 13 millones de matas, dejando a muchos trabajadores de las plantaciones bananeras desempleados. La UFCO se negó a ayudar y en 1925 se organizó la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena. En octubre de 1928, representantes de los obreros presentaron al gerente un pliego de peticiones. Éste se rehusó a negociar y el 12 de noviembre se declaró la huelga nacional.
La famosa huelga de las bananeras fue una movilización social en la que participaron entre 16.000 y 32.000 personas. Solicitaban que se les reconociera como trabajadores y ciudadanos con derechos civiles y sociales. Por su parte, el Ministro de Guerra y el Ejército sostuvieron que los huelguistas eran subversivos. En Ciénaga, epicentro de la huelga, la noche del 5 de diciembre de 1928, la movilización culminó en la masacre de las bananeras.
Es este caso un ejemplo claro de cuando Charles Tilly llama la atención sobre la imprudencia de las autoridades e historiadores, que describen la agitación popular como desorden, por lo que el autor propone descubrir el orden de las rutinas de la acción colectiva. No es la huelga una acción de desorden, es la huelga la organización de una lucha social.
Desde 1920 entonces, ya los sindicalistas colombianos habían logrado conquistar el derecho a la huelga, y en 1930, con Enrique Olaya Herrera en la presidencia, se logró la legalidad de los sindicatos y de los contratos colectivos. Se fundó para ese entonces, la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC).

COMUNICACIÓN Y SINDICALISMO

Si estamos de acuerdo en que toda forma de política tiene que basarse, en gran medida, en la comunicación, lo estaremos también en que la democracia no puede existir sin fundamentarse en procesos comunicativos. La democracia surgió en la discusión pública de los asuntos comunes. De aquí la importancia de la comunicación en la construcción, agrupación y divulgación de políticas públicas, en función de la democracia.
Para que la política de comunicación fluya y sea realmente transversal tiene que ser asumida e impulsada por el conjunto de la dirección de la organización. Sólo cuando la organización en su conjunto es consciente de la complejidad que envuelve la acción de comunicar y reconoce el valor estratégico que ésta tiene, puede asumir la importancia de impulsar y desarrollar una estrategia de comunicación y hacerlo de manera planificada y profesional.
Los medios de comunicación, como sistemas de expresión, tienen una función modeladora de conciencia por un lado, y son a la vez instrumentos para el cambio social. Es por esto que el formato, lenguaje, formas de narrar y recursos que hacen parte de la estructura comunicativa del mensaje, deben conformarse en la organización sindical como sistemas de poder, no sólo en búsqueda de una convocatoria masiva hacia la movilización, sino buscando el éxito y la legitimación de las luchas de expresión y visibilización de los sindicalistas colombianos.

SUPERAR LA ESTIGMATIZACIÓN

Dado que los medios masivos de comunicación son respaldados por grandes empresas comerciales conformadoras del sistema social y económico vigente, dichos medios promueven una fidelidad irreflexiva hacia la estructura social posicionada. De esta forma, los medios de masas traban el desarrollo de una sociedad crítica. Aunque existen artículos periodísticos críticos, comunicación alternativa y popular, estas excepciones no alcanzan a llegar a un público masivo. No basta con mantener una resistencia ante el gran poderío monopólico que ejercen los medios comerciales sobre el público en general.
El desprestigio ante la opinión pública por la influencia de la empresa privada y los medios de comunicación continúa desde el origen de las organizaciones sindicales; esto causó la limitada credibilidad de las organizaciones sindicales entre la sociedad. Los trabajadores no participan de lleno en sus responsabilidades como actores sociales y se debe luchar para que las nuevas tecnologías y formas de comunicación lleguen a las organizaciones populares. Es necesario formar sindicalistas competitivos y actualizados.
Para el investigador Carlos Morris, “Las políticas neoliberales han logrado reformas que llevaron al detrimento de viejas conquistas de los trabajadores”. Se necesitan acciones estratégicas nuevas, replantear el instrumento de la huelga y pensar en nuevas herramientas para la lucha sindical.

LA REPRESIÓN ANTISINDICAL CONTINÚA


Según el informe nacional de coyuntura económica, laboral y sindical, presentado por la Escuela Nacional Sindical, en 2009 se registraron 47 asesinatos; 18 atentados de muerte; 412 amenazas de muerte; 129 desplazados forzados; 53 hostigamientos por persecución sindical; 34 detenciones arbitrarias; 3 desapariciones forzadas y 4 allanamientos ilegales.
“El Estado colombiano se ha negado a reconocer la dimensión y el carácter antisindical de esta violencia que ha debilitado la existencia y desarrollo del movimiento sindical y ha mantenido un clima propicio para la inaplicación de las libertades sindicales”. El informe además demostró que el panorama de la movilización estuvo marcado por la presencia de 28 huelgas, 24 jornadas de protestas, 27 marchas, 20 tomas o bloqueos y 2 paros en 2009.
Según el informe, entre 2002 y 2009 al menos a 236 organizaciones se les negó el registro legal sindical. Hay 53.000 sindicalizados menos con respecto al 2002, pasando en 2002 de 863.338 afiliados a 810.114 en el año 2010, “datos que contradicen los informados por el gobierno y la ANDI que no cuentan con un sistema que procese esta información”.
Acertar con la política de comunicación ayuda a construir una organización cohesionada, participativa y democrática, a la par que ágil y eficaz. Históricamente se han logrado en Colombia huelgas y acciones con participación masiva y bloqueo de las actividades económicas. Esto es un indicador de un proceso de comunicación acertado.
Para lograr una estrategia de comunicación, ésta debe ser impulsada por el liderazgo y por sindicalistas capaces de enfrentar el cambio y anticiparse a las exigencias del entorno. El líder sindical debe tener la aptitud y la actitud de comunicar, a un público masivo, los objetivos a corto y a largo plazo.
Artículo publicado originalmente en el periódico Tierra No. 2, julio de 2010. Sandra Milena Rueda Comunicadora social - periodista.




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